Enfermedad por reflujo gastroesofágico
Se define el reflujo gastroesofágico como el paso retrogrado del contenido del estómago hacia el esófago sin relación con nauseas, arcadas, ni vómitos. Es una situación frecuente y normal que sucede varias veces al día en personas sanas. Se considera que el reflujo es anormal y hablamos de enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) cuando el paso del contenido gástrico al esófago produce lesiones o síntomas que afectan a la calidad de vida.
La ERGE es una enfermedad heterogénea que puede concretarse en dos grandes subgrupos: ERGE con síndrome esofágico que incluye la ERGE erosiva (erosiones en el esófago secundarias al ácido gástrico lo que se conoce como esofagitis), ERGE no erosiva (síntomas de reflujo y dolor torácico sin lesiones en el esófago) y ERGE complicada (esófago de Barrett, estenosis péptica, sangrado digestivo) y la ERGE con síndromes extraesofágicos (tos crónica, asma, laringitis).
¿Cómo se diagnostica el reflujo?
Los pacientes que presentan síntomas típicos de reflujo (pirosis y regurgitación ácida) sin síntomas de alarma asociados pueden ser diagnosticados mediante una correcta historia clínica y generalmente no requieren otras investigaciones. La buena respuesta al tratamiento con fármacos que inhiben la producción de ácido en el estómago como los inhibidores de la bomba de protones confirma el diagnóstico de la ERGE. La endoscopia digestiva alta (gastroscopia) es la técnica de elección para evaluar la presencia de esofagitis, pero su sensibilidad para el diagnóstico de la ERGE de forma global es baja ya que en más del 50% de los pacientes que padecen pirosis dos o más veces por semana, no se encuentran lesiones endoscópicas. Se debe de realizar siempre que existan síntomas o signos de alarma. La pH-metría ambulatoria de 24 horas es la prueba que ofrece mayor sensibilidad para el diagnóstico de la ERGE.